En mi última sesión online de yoga, me tuve que poner una libreta al lado. 🤷♀️
No llevo mucho tiempo practicando yoga, pero cada vez me siento más cómoda y más capaz de aislar los pensamientos y de que la clase se me pase sin darme cuenta. Nunca pensé que fuera capaz de estar tumbada sin hacer nada ni pensar en nada, o aguantar ciertas posturas en equilibrio sin caerme. Lo estoy consiguiendo, y me siento bien.
Las prácticas de Yoga siempre las comenzamos eliminando los pensamientos de la cabeza. Como dice Mayte de MayteYoga 4.0, tenemos que dejar que los pensamientos pasen, para que podamos ir a ese lugar en el que estamos en ese momento. Sin pensar en nada más que en sentirnos.
Pero claro, no siempre es posible. En mi última sesión llegué con dos o tres pensamientos que no paraban de martillearme porque eran cosas que tenía que hacer después y me venían a la cabeza una y otra vez. No dejaban que me concentrara en la práctica.
Así que opté por coger un papel y lápiz, parar 20 segundos y sacarlos de mi cabeza. Como en todo en la vida, a veces hay que ser práctico y zanjar temas para poder continuar.
¿Cuál fue el resultado?
El resultado fue una clase concentrada sólo en mi, porque mi cerebro se relajó. Se quedó tranquilo al saber que ya tenía esos «pendientes» fuera de mi cabeza y ya no tenía que recordármelo.
A lo mejor si eres monitor o monitora de yoga, te estás echando las manos a la cabeza porque no es lo correcto, pero creo que hice bien. No hubiera podido estar concentrada si no lo hubiera hecho.
Y es que creo que todo lo que conlleve relajar cuerpo y mente va unido. No hay paz interior sin tener tu cabeza relajada, y a veces sólo hay que tomar decisiones pequeñas o por lo menos anotar los asuntos para decidir después.
Esto es muy metodología GTD, la cual recomiendo a todo aquel que quiera encontrar una solución definitiva a la organización personal. Para mi ha sido el complemento perfecto que me faltaba.
Dejemos a nuestro cerebro que descanse y así podremos disfrutar de nuestros momentos con paz y libertad.