Día 1 – martes
Comenzamos la aventura con el madrugón a las 3 de la mañana, pero cualquier cosa merecía la pena por este viaje…
Tras unas calles desiertas, nervios en aeropuerto, desayuno en McDonals del aeropuerto de Madrid durante el transbordo y un ratito de vuelo, a las 10:44 , oigo el tan esperado “Bienvenidos a Londres”, momento que, sin quererlo, mi hijo inmortalizó en esta foto que hizo por su cuenta con mi móvil, por la ventana del avión.
Por fin aterrizamos en el aeropuerto de Heathrow, y nuestra próxima misión era buscar la salida hacia el metro, que está dentro del aeropuerto. Allí mismo, en las taquillas, compramos dos Travel Cards (los niños no pagan), que nos iban a servir para el transporte público. Además estas tarjetas te sirven también para pagar en los transportes que no están incluidos, como el barco. Sólo hay que recargar según los días y la zona por la que te vayas a mover.
En el blog de Diario de un Londinense, podéis encontrar muchísima información detallada muy útil, respecto de éste y de otros temas de Londres, a nosotros nos ayudó mucho.
Después de un rato en el metro, llegamos a la estación donde coger el DLR que nos llevaba a la zona del hotel (*)
(*)aclaro lo del hotel antes de seguir: el hotel que cogimos en un principio (en febrero) de la cadena Travelodge estaba en The City, muy céntrico y hubiéramos llegado perfectamente con el metro, pero en junio, nos llamaron del operador, que por causas ajenas a ellos, Travelodge nos tenía que cambiar de hotel, por “overbooking”. No habíamos oído nunca que esto podía pasar en los hoteles, sólo lo habíamos oído en los aviones. Tras unos ratillos de disgusto, nos amoldamos a la nueva idea del hotel que nos había tocado en una zona un poco alejada (zona olímpica), y por ponernos optimistas, pensamos sobre todo en que se nos había quedado muy bien de precio (cuando ocurren estas situaciones, están obligados a darte un hotel superior o de similares características, o a hacerte un muy buen precio, tal y como nos informaron en la oficina del consumidor; como todos los hoteles de la cadena Travelodge imagino que son similares, nos hicieron un muy buen precio).
Otra parte positiva que sacamos de este cambio es que vimos cosas que no nos hubiéramos planteado visitar de no estar alojados allí.
El DLR (Docklands Light Railway), fue todo un hallazgo para los niños, un tren sin conductor, automático, y que gracias a él se hacían mucho más entretenidos los viajes extras que nos supuso hacer todos los días hasta el hotel, ya que los niños se ponían en primera fila, y jugaban a que lo conducían ellos.
Curiosidad: si alguno ha visto la película 28 días, le sonarán muchas imágenes que se ven del DLR (no está dentro de mis películas favoritas, la ha visto mi marido, y se dio cuenta él al ver las vistas que se veían desde el tren durante el trayecto)
Después de alojarnos (por cierto, en el hotel no hablan nada de español, eso sí, muy amables, y tampoco hay armarios, no sé si todos los Travelodge serán así), volvimos a coger el DLR para ir al centro de Londres. Lo primero que hicimos fue comer en un Burguer King, en los bajos del puente de Londres, y de allí decidimos ir a ver el British Museum en autobús ya que los museos los cierran a las 6. No sé si íbamos cansados, o se nos juntó el sueño con la digestión de después de comer, pero creo que no lo disfrutamos todo lo que pudimos. No quisimos alargar mucho esta visita y volvimos a coger el autobús para dirigirnos a Leicester Square, con artistas callejeros increíbles, y por supuesto la tienda de M&M’s en una de las esquinas de la plaza. ¿Cómo puede haber tanto que vender y tanta decoración sólo relacionada con unos caramelitos de chocolate? Tienda increíble para niños y mayores.
Tras un buen rato en la tienda, seguimos paseando en dirección hacia Trafalgar Square. Antes de llegar entramos en Café in the Crypt, cafetería singular ubicada junto a la iglesia de St Martin in the Fields, donde hacen conciertos y otras actuaciones, la cafetería es preciosa. Aunque sólo sea para verla, merece la pena entrar.
Al andar unos pasos al salir de la cafetería, vemos al Almirante Nelson esperándonos en medio de Trafalgar Square, y ahí, para mi, fue el primero de muchos momentos emocionantes en este viaje. Sentarme a descansar en las escaleras de la plaza para ver el plano, y al levantar la vista ver el Big Ben al fondo. Definitivamente estaba en Londres.
En mis lecturas previas de Londres, situaba en Trafalgar Square la Embajada Canadiense y el edificio Admiralty Arch, construido para conmemorar a la reina Victoria, y cuyos arcos conectan con The Mall, avenida que lleva hasta el Palacio de Buckingham. La embajada la localicé perfectamente, pero los arcos no los ubicaba (partiendo de que mi orientación es penosa, claro). Mientras mi familia miraba en un Subway si cenábamos allí o no, me separé un momento para buscar esos arcos, y al cruzar una calle y girar la esquina, los encontré, los arcos y la majestuosa avenida, ahora vacía, con el asfalto rojo, tal y como había leído, simulando una alfombra. Me quedé allí un rato. Otro momento emocionante.
Curiosidad: no logré encontrar una figura de una nariz de tamaño y forma humana, que se supone que hay en esos arcos, y que puede que sea en honor al Duque de Wellington, que tenía una gran nariz. Por si vais y os animáis a encontrarla. Os dejo una pista.
Subimos a continuación una avenida ancha con teatros y tiendas, que nos llevó a Picadilly sin darnos cuenta. Por supuesto fotos con los paneles luminosos, y tras disfrutar un rato del bullicio, decidimos cenar en un Pizza Hut junto a la misma plaza. Pizzas buenísimas y trato maravilloso. El agua era gratis, la bebida se podía repetir lo que quisieras, y entraba ensalada que te la podías coger como quisieras del buffet libre! Igual es lo normal, pero yo no lo había visto nunca.
Un primer día perfecto, metro y DLR de vuelta y a descansar.
Planificación inicial:
Día 1 – martes (llegada a las 11:00 am, hora local en Londres)
Previsto para hoy después de alojarnos: Soho, Trafalgar Square (Almirante Lord Nelson), Picadilly Circus (estatua de Eros), recorrido con el 159, Leicester Square, tienda de M&M, Covent Garden, China Town, National Gallery y National Portrait Gallery (retratos de personajes famosos, antes era necesario que hubieran fallecido para que estuvieran expuestos, pero ahora no), St Martin in the fields (iglesia donde se hacen conciertos de jazz), cerca Café in the Crypt, Soho Square (jardines desde 1681, estatua de Carlos II, en medio hay cabaña de madera), ir a Tower Bridge para ver puente y luego coger DLR a Hotel
Resultado de la planificación: no vimos Covent Garden y China Town ese día, pero lo solucionamos en días posteriores. Lo que no vimos en este viaje fue la National Gallery y National Portrait Gallery, sólo lo vimos por fuera, estaba cerrado a la hora que pasamos, y ya no hubo tiempo de más el resto de días. Tampoco llegamos a los jardines de Soho Square, me lo anoto para otro viaje. Y nos subimos en todos los autobuses menos en el 159. Pero vimos bastante de lo planificado, por lo menos me quedó cubierto todo lo importante que quería ver.