Galicia parte 2 – resultado planificación

Ya hemos vuelto de Galicia, os detallo cómo ha sido nuestra organización por días, y a ver si me ha servido la planificación previa…

Día 1 – jueves

Sobre las 15:30 aterrizamos en el aeropuerto de Santiago de Compostela y nos dirigimos a recoger el coche que habíamos alquilado previamente, en las dependencias de Hertz en el propio aeropuerto (lo cogimos a través de internet mediante la empresa Dollar, que usa la flota de Hertz), y nos ponemos en marcha hacia Cee, para coger las llaves del apartamento (Apartamentos Vida Finisterre) en Viajes Carrefour de esta población, y de paso comprar cena y desayuno en Carrefour

En Viajes Carrefour de Cee nos dan las llaves del apartamento, nos atienden genial, explican rutas y, hasta les dan unos ositos de peluche a mis hijos y un libro de la Costa da Morte a nosotros. Tras comprar en Carrefour próximo y tomarnos una meriendilla para reponer fuerzas en la Cafeteria Kami, dentro del C.C. Carrefour de Cee, llegamos a los Apartamentos Vida Finisterre, en Fisterra.

Totalmente recomendables, con calefacción, dos habitaciones, cocina-comedor, baño completo, la cocina con todos los útiles necesarios, en fin, perfecto. Nos dio tiempo a dar una vuelta por los alrededores y justo delante de los apartamentos nos encontramos la Praia do Langosteira, larguísima y con vistas espectaculares.

Sobre las 20:00 cogimos el coche para ver el atardecer en el cabo de Finisterre, y lo conseguimos, las nubes se apartaron un momento y nos dejaron ver un poquito el sol, aunque no lo «vimos morir«. Nos encontramos con peregrinos quemando sus botas, tal y como es tradición de hacer al final del camino. Sitio para recordar y para no perderse. Vuelta a apartamento.

Resultado de mi planificación del día 1: Conseguido con creces…  

«Día 1. Llegada a aeropuerto de Santiago de Compostela, reserva de coche (ya pagado) en Dollar (dependencias de Hertz) en el mismo aeropuerto. Ir a Finisterre a Apartamentos Vida Finisterre»

Día 2 – viernes

De camino a Santiago de Compostela, nuestro segundo destino, aprovechamos para hacer una ruta pasando por la Cascada de Ézaro en Dumbría (precioso);

por Carnota, donde se encuentra el hórreo más grande de Galicia (aunque el de Lira parece que le gana unos centímetros), que junto con la iglesia del siglo XVII y el palomar que hay junto al hórreo forman un llamativo conjunto arquitectónico;

y por Muros, pueblecito de costa con calles estrechas y con mucho encanto. Aprovechamos para tomarnos allí una cervecita en Pulperia Pachanga que venía acompañada de unas tapas riquísimas y grandes(de hecho yo pensaba que no era la tapa de la bebida y empecé a coger creyendo que eran raciones, hasta que el camarero muy amablemente me indicó «es una por bebida…»).  Tras dar otro paseo y charlar con una señora que nos indicó como llegar la Plaza de la Pescadería Vieja (plaza céntrica del pueblo en la que hay variedad de locales para tapear), finalmente fuimos al paseo de la playa de nuevo y encontramos un sitio para comer de menú a 9 euros y los niños a 6 euros, Restaurante Muradana, en el que nos comimos un caldo de pescado riquísimo, unas nuggets de caballa, carrillada con patatas y para los niños pedimos croquetas de pescado y una merluza rebozada, ambas acompañadas con patatas. Todo riquísimo. De postre pedimos tarta de fresa que estaba espectacular, y los niños tomaron helado y fruta.
Continuamos hacia Santiago, pasando antes por el hotel en el que nos alojamos, Hotel Congreso, a unos 10 minutos de Santiago. La habitación muy amplia, con cama de matrimonio y con dos camas con una mesita en medio de las dos, tipo saloncito.

Nos dirigimos hacia Santiago, tras el consejo de la recepcionista del hotel de que, para buscar aparcamiento sin necesidad de que fuera zona azul o parking, fuéramos por la zona universitaria, ya que al ser viernes por la tarde, no habría movimiento por allí y está muy cerca del parque de la Alameda que está muy cerca a su vez de la Catedral de Santiago y de todo el casco histórico. De todas formas, había poco sitio libre, pero lo conseguimos aparcar por esa zona.

Bueno, aquí hago un inciso, la aplicación e-park, la teníamos instalada porque nos viene muy bien en Teruel para pagar la zona azul desde cualquier lugar y así no tener que ir todo el rato a echar dinero, pero esta aplicación no sirve para todas las ciudades (por ejemplo no sirve en Alicante), pero sí sirve para Santiago.

Como os decía, conseguimos aparcar en esa zona, era zona azul, pero azul oscuro (zona larga), y una chica muy amable (de hecho todo el mundo que nos hemos encontrado en el viaje ha sido increíblemente amable…), nos informó que la zona larga se paga poco más de 1€ por toda la mañana o toda la tarde, mientras que en la zona azul claro (zona corta), es cada hora.

Tras atravesar el precioso parque de la Alameda con unos árboles y jardines increíbles,

callejeamos y nos tomamos un café y un chocolate con churros en la Cafeteria Paradiso, en la que descubrimos que es donde ponen el chocolate casero más bueno de Santiago (o por lo menos eso dice el dueño, que es el que lo prepara de forma casera…), desde luego estaba riquísimo; y como curiosidad, tenía en la pared todas las fechas de Año Jubilar compostelano o Año Santo, y nos contó que es Año Santo cuando el 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol, cae en domingo. Hubiera tocado este año, ya que el año pasado fue sábado, pero al ser bisiesto, este año es lunes. Así que el próximo Año Santo será el 2021.
Continuamos hacia la Catedral, viendo sus preciosas plazas y calles que la rodean. En su interior se respira paz, por fin empieza la misa del peregrino (nos informamos que ahora la misa del peregrino son los viernes a las 19:30 y algunos domingos, pero es mejor llamar antes, si tenéis intención de ir).

Es al finalizar la misa, cuando ponen en funcionamiento el botafumeiro, y es algo que merece la pena ver. Como consejo, si pensáis participar en esta misa, es mejor llegar media hora antes si os queréis sentar. Y no dejan estar viendo la catedral en el horario de la misa, piden respetar ese momento.

 

Al salir seguimos el paseo y cenamos en Maria Castaña, nos lo habían recomendado (gracias a nuestros sobrinos David y Ana), y acertaron: mejillones al vapor, pulpo, chipirones y chorizo al vino, y por supuesto un albariño.

Deliciosa cena, raciones grandes y bien de precio, respecto a otros precios que vimos por ahi. Otro sitio que nos habían recomendado era O Gato Negro, pero estaba llenísimo, y en Maria Castaña había sitio porque fuimos relativamente pronto, sobre las 9, ya que en un momento se llenó también, pensamos que era buena señal… ;-). Día completo, al hotel a descansar que hace frío.

Resultado de mi planificación del día 2:Otra vez conseguido con creces….

«Dia 2. Finisterre y alrededores, comer en Muros, ir a Santiago de Compostela, ver Botafumeiro, cenar, y dormir en Hotel Congreso»

Día 3 – sábado

Tras una noche reconfortante y un completo desayuno buffet en el hotel, nos dirigimos hacia las Rias Baixas, donde tenemos una reserva en los Apartamentos Eira do Mar. Como nos indican que no podemos entrar antes de las 15:00 (consejo: en estos apartamentos no están continuamente en la recepción, la entrada suele ser a partir de las 16:00, si queréis llegar antes, tenéis que avisar con unos días antes para que se organicen y haya alguien en la recepción, es un negocio familiar), decidimos ir a Combarro, que, aunque los planes eran ir por la tarde y a continuación a Pontevedra, pensamos ver Combarro antes y Pontevedra después de comer.

Nos absorve la tranquilidad de este pueblo, de su playa, sus barcos pesqueros y sus conchas de mejillones en la arena tras bajar la marea, sus calles estrechas y sus barecitos. LLeno de hórreos y cruceiros, nos sorprende el cruceiro en el que la Virgen está pegando a un demonio, es curioso….

En las tiendas turísticas que dan a la playa, nos ponemos a hablar con una señora, que tras contarle de donde veníamos y nuestros planes, nos dice que los cambiemos. Que al día siguiente iba a llover todo el día, y el mar iba a estar muy mal, que aprovecháramos esa tarde para ir a O Grove y las mejilloneras porque iba a hacer muy buena tarde y el mar iba a estar muy tranquilo,  y dejar Pontevedra para el día siguiente. Consejo: hacer siempre caso a las personas del lugar, sobre todo en temas de clima.

Continuamos nuestro camino y hacemos una última parada en Carrefour de Sanxenxo para comprar víveres para los dos días, y sobre las 15:00 llegamos a los Apartamentos Eira do Mar, en Aios, con vistas increíbles al océano.

Apartamento muy amplio de una habitación, sofá-cama muy cómodo y cocina-comedor, con horno (lo preguntamos antes para decidir si cenábamos pizza esa noche..). Mientras nos registrábamos, nos informan de que los barcos que salen a las mejilloneras son a las 5, así que comemos en el apartamento y nos dirigimos a O Grove, a unos 20 minutos de Aios. Es el nombre de la península y del municipio costero en el que la pesca es la ocupación de las tres cuartas partes de la población.

Desde el puerto marítimo cogemos uno de los barcos que van a las mejilloneras.

Igual se dio la coincidencia de que el mar estaba tranquilo, que salió el sol, que había poca gente, que el personal del barco era muy amable…, pero el paseo fue perfecto.

Nos llevaron hasta las bateas donde se recogen los mejillones y nos explicaron todo el proceso, luego nos sacaron bandejas y bandejas de mejillones al vapor, y bebida, vino, agua o refrescos. Para mayor encanto, tuvimos la oportunidad de ver delfines que saltaban junto al barco, y la parte divertida fue dar de comer mejillones a las gaviotas!! Habrá gustos para todo pero nosotros nos lo hemos pasado genial.

Al acabar, y como nos dieron un 10% de descuento en los tickets del barco, cogimos un tren turístico justo al lado, que recorría O Grove, y pasaba a la Isla de la Toja por el larguísimo puente, así, de forma relajada pudimos ver en un rato esa zona, con explicaciones incluidas. Entre otras cosas vimos la Ermita de San Sebastián, cubierta totalmente sus paredes de conchas de vieiras, el Balneario de la Isla de la Toja, casas impresionantes, y una leyenda: una parte de un terreno rodeada por una valla de madera, con dos burritos y una casita de madera, recuerdan la leyenda del burrito de la Isla de la Toja. Los burritos se llaman Emilia y Pardo, en honor a Emilia Pardo-Bazán, escritora que inmortalizó esta leyenda sobre el poder curativo de los lodos y las aguas de la isla.

Cogemos de nuevo el coche y seguimos rodeando la península hasta San Vicente do Mar,donde en su puerto naútico empieza una pasarela de madera que transcurre a lo largo de unos 2 kms entre monte,océano y rocas gigantes redondeadas por la fuerza del mar, y en las que, como nos dijeron allí, se puede ver aún manchas negras que reflejan el desastre ecológico del Prestidge. Impresiona verlas, así como el monumento que da homenaje a todos aquellos que fueron a ayudar.

Empieza a anochecer y a hacer muchísimo frío, vuelta a cenar al apartamento. No podemos evitar acordarnos de la señora de Combarro…

Resultado de mi planificación del día 3: cambio de planes a tiempo, desde luego para mejor… como comprobaríamos al día siguiente.

«Día 3. Salir de Santiago a Sanxenxo, viendo parajes por el camino. Alojamiento en Apartamentos Eira Do mar. Visitar Combarro y Pontevedra por la tarde»

Día 4 – domingo

Tras pasar toda la noche con vientos de 25 km y rachas de 40 km por hora que sonaba como si nos fuéramos a volar de un momento a otro, nos despertamos con agua de lluvia o de gotas de mar que traía el viento, así que decidimos reposar un poco mientras desayunamos viendo este espectáculo, con el mar enfadándose cada vez más. Nos volvemos a acordar de la señora….
Nuestra misión hoy es Pontevedra, pero con el día que hace vamos a buscar sitios cerrados, como el Museo, la basílica y el tren turístico para tener una visión global de Pontevedra.
Al llegar a Pontevedra, aparcamos por Paseo de la Alameda, y buscamos la parada del tren turístico, pero parece que no hay nada parecido a una parada de tren. Llamamos por teléfono a la oficina de turismo que encontramos por Internet y nos indican que hace mucho tiempo que lo quitaron… (consejo: no fiarse de todas las informaciones de los blogs si no son muy recientes… y llamar antes a los sitios). Así, decidimos pasear lo que la lluvia nos dejara.

Vemos las Ruinas de la iglesia de Santo Domingo, la Real Basílica de Santa María la Mayor, a la que entramos para refugiarnos de la lluvia de nuevo (consejo: si llueve fuerte, no desesperar, tarda unos minutos en parar y se puede continuar, sólo hay que refugiarse en algún sitio un poco y ya está), mientras sigue lloviendo vemos figura de Valle-Inclán, que parece pasear por las calles de Pontevedra, y encontramos oficina de información y turismo municipal (con la que habíamos hablado por teléfono, en la otra oficina de turismo próxima al Paseo de la Alameda no había nadie).

Mientras nos dirigimos al Museo Arqueológico que nos recomiendan en la oficina de turismo, nos cae una granizada, pero hacemos lo que hacen los de allí, refugiarse y esperar. Y al momento para, dejando una alfombra de granizo. Para comer no teníamos claro qué hacer ni dónde ir con la lluvia, así que pensamos en irnos a Villagarcía de Arosa, que era nuestro siguiente destino improvisado, y los niños nos pidieron ir a un Burguer King, así que como no hacía día para ir paseando ni dar vueltas innecesarias, les hicimos caso. Consejo: la dirección en la aplicación de Burguer King está mal, así que si vais allí, buscarla en Google Maps.

A continuación seguimos la costa hasta Villanueva de Arosa, lugar de nacimiento de Valle-Inclán, donde hay un monumento de él rodeado por sus personajes.

Cruzamos la ría por un largo puente hasta la Isla de Arosa, y siguiendo la costa, al pasar por el puerto pesquero nos encontramos una estatua de la Virgen del Carmen, que parece vigilar a los marineros para protegerlos.

Salimos de la isla de Arosa y nos dirigimos a Cambados, municipio cuna del albariño. Aparcamos en la Plaza Fefiñans (consejo: avisan que sólo se puede aparcar en la zona de aparcamiento), donde se encuentra el majestuoso Pazo de Fefiñans, y la Iglesia de San Benito en el otro extremo (consejo: no vayáis domingo por la tarde, estaba todo cerrado y no funcionaba el tren turístico que vimos que se puede coger en esa misma plaza)

Tras informarnos en un barecito, nos indican que las  Ruinas de Santa Mariña y el Mirador da pastora, no está lejos y se puede ir andando, así que, a pesar de que empiezan a caer gotas, nos arriesgamos a ir. No teníamos ni idea de cómo eran, pero cuando las vimos nos quedamos impresionados, un cementerio improvisado en unas ruinas de una iglesia, lleno de historia, grabados en las piedras, y frescos ya casi imposibles de apreciar. La luz tenue de las nubes y la lluvia, lo hacían un lugar más impactante si cabe.

A pesar del frio que hacia y el viento, nos animamos a subir al Mirador da Pastora, y mereció la pena, vistas impresionantes en un rincón idílico.

De camino de vuelta al apartamento, y a pesar del trayecto de viento y lluvia no podemos evitar parar en Castro de A Lanzada, donde está la Ermita de A Lanzada y una antigua necrópolis, y desde lo alto, ver el espectáculo de las impresionantes olas rompiendo en las rocas; primero desde el coche, y luego nos atrevemos a salir a pesar del frio y el viento una vez que paró un poco la lluvia, aunque las gotas del mar seguían salpicando. De esto no tengo fotos, ya que era toda una hazaña sacar el móvil allí.

Nos merecemos un descanso.

Resultado de planificación del día 4: nada que ver con lo planeado, pero más aprovechado de lo que esperábamos, a pesar del tiempo. Nos volvemos a acordar de la señora….

«Día 4. Ir a zona de mejilloneras, Isla de la Toja…. Volver a cenar a Apartamentos»

Día 5 – lunes (día de vuelta)

Tras otra noche de lluvia, pero por suerte, sin oir el viento, nos despertamos con un arcoiris para darnos los buenos días y a la vez para despedirnos de este precioso sitio. De camino al aeropuerto pasamos por una ruta que vimos por internet que está a mitad de camino, la ruta de rio Barosa. Precioso lugar, cascada increíble y senderos llenos de vegetación, con banquitos de madera colocados estratégicamente para poder apreciar la belleza del lugar.
Al pasar un puente, frente a un bar que hoy está cerrado,
nos encontramos unas mesas en las que da el sol y aprovechamos para comer unos bocadillos que hemos preparado antes de salir.

Y fin del viaje. Resumen: perfecto.

Resultado de planificación del día 5: de pensar en no ver ya nada más de camino a aeropuerto, nos encontramos con visita improvisada al Río Barosa, es mejor no planear demasiado, y si te encuentras con tiempo, disfrutar de cositas inesperadas como ésta.

«Día 5. Salir hacia aeropuerto de Santiago»