Hoy no he superado lo que quería hacer en yoga. Pero si algo me está enseñando las prácticas, es a no juzgarme, a hacer las cosas cuando estoy preparada.

Susto o muerte

Cuando he oído “ahora vamos a hacer el pino”, mi cerebro creo que ha hecho un bloqueo mental automático. La última vez que hice el pino creo que tenía 12 años.

Me encantaría decir que he superado mis miedos y lo he hecho! Bien por mi! Pero no. De hecho aún me tiemblan las piernas de sólo intentarlo.

He estado un rato con las manos en el suelo, un pie en el suelo, y el otro iba del suelo a la columna. Así he estado un ratito… No me veía capaz de subir el otro pie a la columna, estaba totalmente bloqueada. Pero he conseguido un ínfimo avance y he conseguido hacer un pequeño esfuerzo (en realidad para mi ha sido gigante). Mi cerebro ha hecho un mini desbloqueo que me ha dejado que subiera el otro pie, y aguantara unos segundos (y tener a Mayte al lado me ha dado confianza, claro)

Pero sabes qué? Estoy orgullosa, no me juzgo, todo irá saliendo. Quizá con técnica y ensayo lo consiga. Y si no llego a hacerlo, no pasa nada. Si algún día estoy preparada, ocurrirá.

Perfección, un arma de doble filo

La perfección y la autoexigencia están muy bien, siempre que no hagan que te bloquees o que no conseguirla te provoque ansiedad y frustración. No tenemos que estar a la altura de todos siempre a todas horas. Todos no somos iguales, gracias a Dios. Sino la vida sería un aburrimiento.

Cada uno tenemos nuestras fortalezas mentales y físicas. Supongo que parte del secreto está precisamente en eso, en centrarnos en nuestras fortalezas, y tratar de superar nuestras debilidades, pero como aprendizaje, sin que nos vaya la vida en ello. Es bueno conocernos, dejarnos llevar más veces y disfrutar más del día a día sin tener en la mente todo el tiempo “tengo que” o “no soy capaz de” como un reto autodestructivo.

Son palabras que no nos ayudan en nada, al contrario son palabras que nos frenan y nos bloquean para no poder seguir adelante. De joven me atrevía a cosas que ahora no haría, y ahora hago cosas que de joven no las hubiera hecho nunca. En cada etapa creo que hay unos bloqueos mentales y miedos diferentes. Así que lo que hoy no he podido, quién sabe, quizá lo consiga otro día.

Pero me da igual, me aceptaré y me querré igual. Y sé que Mayte también.

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